Anotaciones en Libretas IV





Es infinitamente más relevante coincidir que permanecer.


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Atravesamos el puente, cuando llegamos al otro lado no quedaba nada. Nos miramos y pensamos qué podría haber hecho el otro para evitarlo. Ese es el punto de no retorno. Ya no estamos codo a codo, ahora estamos frente a frente. Nos examinamos, nos diseccionamos, nos cuestionamos. El incendio y sus cenizas siguen ahí, el olor penetrante nos recuerda que podríamos haber hecho más: Ninguno parece querer aceptar que, tal vez, dejamos que todo se incendiara, dejamos que todo se viniera abajo. Quizás ya hicimos nuestros esfuerzos y cuando el fuego comenzó a crecer, simplemente dejamos que sucediera. Miramos el puente, ya no queda nada. Volvemos a casa, sin hablar y sin mirarnos. Volvemos a casa pensando qué pudo haber hecho el otro. Volvemos a casa. 

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Escribe alguien que no debería estar escribiendo. Escribe alguien que teme, alguien que espera. Escribe alguien partido en dos, entre lo que quisiera ser y lo que ya no puede. Escribe alguien que no tiene sangre en las manos pero que se siente culpable. Escribe alguien que está cautivo en su laberinto, alguien que no puede encontrar la salida. Escribe alguien atravesado por sus males y sus sombras, alguien celoso, cobarde, inútil. Escribe alguien maravillosamente contradictorio. Escribe alguien y escribe para todos. Pero, al final, escribe siempre para si mismo. 

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A favor de todas las oportunidades de expresar amor. 

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Soy

múltiples

pensamientos

repitiéndose

hasta 

el

cansancio

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