Ejercicio de escritura: La Amenaza

Espero que esta nota te encuentre momentos antes de ahogarte con tu golosina favorita. Que tu teléfono no haya dejado de sonar en las últimas setenta y dos horas. Que tu heladera haya dejado de funcionar echando a perder toda la comida que amontonaste por tu compra mensual en el supermercado, donde espero te hayan atendido último, porque todas las embarazadas de la ciudad coincidieron con vos, en el mismo horario, en la misma sucursal. Espero que la comida que ordenaste haya llegado tarde, fría y con mal sabor. Porque no te deseo la muerte, grandiosa y definitiva. Si no todas las otras pequeñas y cotidianas derrotas, todas. Espero leas esta nota momentos después de darte cuenta de que jamás vas a encontrar el final del laberinto, que estas arrojado en soledad a la desesperanza, que nada o casi nada tiene sentido. Que no conserves ni siquiera el sentido del asombro. Que jamás de los jamases escuches un chiste que te haga reír de nuevo. Entonces, amargado, derrotado y a punto de vomitar, quiero que todo se detenga, que sientas paz, que te emocione hasta las lágrimas, hasta la risa. Y deseo que esa risa no se detenga. Nunca más. Te mando un abrazo.



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